lunes, 23 de marzo de 2009

MALLORCA (I)


El pasado miércoles tomamos el avión que, en 40 minutos, nos llevó a Mallorca. Nada más llegar a Ciutat... desayuno con ensaimada. Es una de las pocas cosas que la globalización no ha podido llevarnos a Valencia. Mejor así.
Desde la nueva estación tomamos el bus hacia Pollença y nos presentamos en el refugi Pont Romá, donde Juan, el guarda, nos recibe muy amablemente y tiene la deferencia de darnos una habitación con dos literas. El refugio, como todos los de Mallorca, está en perfecto estado. No solo por ser nuevos (este fue inaugurado en marzo de 2007), sino porque se nota un constante mantenimiento. Quizá su situación será a la larga un inconveniente ya que los fines de semana se aprecia un cierto tipo de cliente no habituado a este tipo de alojamientos.
Después de disfrutar de un cerveza bien fresca en la terraza del refugio, nos fuimos a dar una vuelta por Pollença y, después de callejear un rato, nos sentamos a comer en el bar Pont Romá un Arroç Brut, Raya Frita,...... el menú del día. Después de un merecido descanso, empezamos la marcheta: EXCURSIÓN AL PUIG DE MARÍA.

Ahora que reflexiono sobre esta subida, me queda la impresión de ser un verdadero compendio de la Serra de Tramuntana. No es importante la meta, el recorrido en sí es todo un monumento de la naturaleza antropizada de manera maestra. Se dice por ahí que la arquitectura popular es la arquitectura sin arquitectos. En este caso el camins de pedra son la ingeniería sin ingenieros.
En concreto en la subida al Puig de María, pasamos de los terrenos trabajados por la incansable mano del hombre al bosque de encinas, para terminar en el reino del pinar. Iniciamos la subida por una carretera asfaltada, diseñada por el mismo que diseñó la de Sa Calobra, que poco a poco va perdiendo anchura y firme para acabar en un camino empedrado que es toda un lección de sabiduría al servicio del hombre.
Desde la parte más alta, las vistas son verdaderamente espectaculares y en permanente contraste. De la quietud de la bahía de Pollença a la crestas de Formentor. De la tierra cultivada a los grandes bastiones del Tomir, Puig de Ternelles, .... que son antesala de lo que nos queda por ver de la Tramuntana. Desde el silencio del monasterio, se adivina el bullicio de los núcleos urbanos.

Una vez atravesada la carretera PM-220 en el PK 51,8, solo queda seguir el camino de subida que en aproximadamente 35' nos situará a los pies de la Mare de Deu del Puig. El recorrido, pese a salvar un desnivel de unos 300 metros, es duro pero muy cómodo; aunque se agradecen las paradas para admirar el paisaje. Un vez en la cima, nos encontramos con el Santuario de la Mare de Deu del Puig.

Aunque mejor que mis palabras, será mejor que veáis unos fotos.

Una vez de vuelta a Pollença, cenita en el refugio y.... concierto. A las 21h el Quartet Ananda ofreció un concierto den la iglesia del Convento de Santo Domingo. Es curioso que estos jóvenes músicos de la Orquesta Sinfónica de les Illes Balears son valencianos. La verdad es que más que curioso es casi obligatorio, ya que la gran tradición musical de mi tierra hace que se encuentren por todo el mundo músicos valencianos, sobre todo en la sección de viento.

1 comentario:

Anónimo dijo...

A ver si la proxima puedes visitar Ternelles, si regresas di cosa, igual podemos montar una excursión a Ternelels.

En Octubre-Noviembre la Plataforma pro camins públicos planea realizar una excursión, estas invitado.

Un Saludo, Joan Ramon.